La clave de un buen gratinado es que quede dorado, sin quemarse, y muy crujiente. Para lo primero, es importante controlar la potencia del grill. Para lo segundo, el truco consiste en añadir un par de cucharadas de pan rallado al queso. Así formará una costra estupenda en la parte superior y te quedará un gratinado perfecto y muy crujiente.