Cuando vayas a verter las yemas sobre el almíbar, asegúrate de que no está demasiado caliente, ya que cocería los huevos al instante y de forma irregular, formando grumos. Por eso recomendamos hacerlo al baño María. La cocción del huevo es muy delicada, porque si la temperatura supera los 90 ºC el huevo se corta.