Quizá no hay receta sencilla que se disfrute más que unos muslos de pollo al horno. Para que queden perfectos tienen que estar tiernos por dentro y crujientes por fuera. Aquí te vamos a contar todos los secretos para que el resultado sea exquisito. Para darle un toque muy bueno a los muslos de pollo los vamos a hacer al limón y con un poco de pimienta, así le damos alma a esta comida que nos encanta. ¡Además esta receta se prepara sin grandes esfuerzos! No puede ser más fácil porque se hace aprovechando el calor del horno y no requiere que tengamos que estar pendientes de mil cosas en los fogones. Lo cierto es que saber cómo preparar muslos de pollo al horno se aprende enseguida. El secreto reside en darle jugosidad a los muslitos para que se nos quemen mientras se están cocinando. ¿Es algo que te preocupa? ¡Pues olvídate porque solo hay que hacer una cosa sencillísima! En el paso a paso de esta receta te damos los trucos para que domines el arte del horno y te luzcas ante tus invitados. Cocinar al horno además es mucho más sano. Además, esta rica comida que tanto gusta es perfecta para comidas o cenas porque es facilísima y se puede preparar cuando te apetezca al necesitar solo unos pocos ingredientes. También te recomendamos que lances a preparar en otra ocasión esta receta de muslos asados con patatas, tiene un toque buenísimo al estar marinados los muslos con especias como tomillo, hierbas provenzales y orégano. ¡Un gusto exquisito! Pero ahora, nos ponemos con la receta de hoy.
Ingredientes para Muslos de pollo al horno
Cómo hacer Muslos de pollo al horno
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¡Dale, que empezamos! Para comenzar esta receta de pollo al horno con patatas, deja preparado el zumo de limón. Exprime el limón en un bol y desmenuza la pastilla de Avecrem Pollo ideal para darle un sabor riquísimo. Dale vueltas para mezclar bien.
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Pela y corta en rodajas las patatas. Dispón las patatas cortadas en una bandeja de horno con aceite. ¡Esa va a ser tu base! Encima coloca los muslos de pollo bien limpios. Pon los 4 dientes de ajo repartidos en la bandeja. Rocía los muslos de pollo con el zumo de limón exprimido. Puedes usar un pincel de cocina o hacerlo con las manos, pero la clave es que untes bien los muslitos porque el limón es lo que hace que quede crujiente. Luego, espolvorea pimienta por encima al gusto.
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Si decimos que es una de las recetas más fáciles es porque ahora se va al horno. Hornea a 200º y, ¡atento!, a los 15 minutos añade el vino blanco por encima. ¿Por qué lo hacemos así? Porque le vamos a dar jugosidad y vamos a evitar que el pollo nos quede seco.
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Deja cocinar los muslos de pollo al limón durante unos 25 minutos más. Si hace falta, añade un poco de agua por encima durante ese tiempo. Simplemente es comprobarlo echando un ojo a los muslos y ver si no se nos están quemando. ¡Notarás que sale un olor buenísimo! Hay hambre, ¿verdad? ¡Pues ya los tienes listos! Disfruta de esta exquisita receta con unos muslitos dorados y crujientes a la vez que bien hechos por dentro. ¿Tienes ganas de más? Descubre todas nuestras recetas con pollo. Encontrarás todo el sabor de casa en recetas tradicionales y otras muy originales si quieres sorprender a tu familia o invitados. Te recomendamos en especial estas recetas de muslos de pollo que están espectaculares. Lo bueno del pollo es que se come de mil maneras: asado, a la parrilla, a la plancha, rebozado… Es súper versátil. ¡Solo tienes que elegir la opción que más te apetezca en cada momento! El resto, a disfrutar.
Consejos para cocinar Muslos de pollo al horno
Entre las recetas rápidas, los muslos de pollo al horno son una opción. La metes al horno y te olvidas. Ahora bien, tienes que tener en cuenta algunos consejos. Lo importante para que te queden crujientes es untarlos de limón exprimido. Échales el zumo directamente cuando estén en la bandeja de horno o usa un pincel de comida para darles bien ese toque de limón. A los 15 minutos de estar en el horno a 200º, acuérdate de echarles el vino para darles jugosidad y evitar que se quemen. Luego tienen que estar durante 25 minutos más de vuelta al horno. Cuando empiece a oler de maravilla, ¡es que los tienes listos! Seguro que no queda ningún en el plato porque se devoran en un periquete.